EL PELIGRO DE LA FALTA DE PERDÓN

01.05.2013 10:54

 

EL PELIGRO DE LA FALTA DE PERDÓN

Mateo 6:14-15

ILUSTRACIÓN:

En un descuido, un elefante le pisó una patita a la hormiga con la que conversaba amigablemente.

- ¡Ay! – gritó la hormiga –¡Ten cuidado donde pisas!

- ¡Oh! Lo siento. Perdóname – dijo el elefante.

- Con disculpas no se arreglan las cosas. Mira mi patita.

- Por favor, discúlpame. Fue sin querer – suplicó el elefante.

- ¡No! – Gritó la hormiga – Eres un grandote torpe y no mereces mi amistad.

El elefante, fastidiado de pedir disculpas, dijo: “Bien, aquí termina nuestra amistad”. Aplastó a la hormiga y siguió solo su camino.

Moraleja: Cuando una persona condena a otra y se niega a perdonarla, termina aplastada por el peso de su propio resentimiento.

Jesús dijo en (Mr. 7:15): “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”.

Es cierto que pueden lastimarte, ofenderte o defraudarte, pero, si de tú corazón brotan el rencor, los deseos de venganza y los juicios de condenación; éstos contaminarán tú alma; matarán tú vida espiritual, y te robarán la paz, la alegría y la comunión con el Señor.

Si acudes a la presencia de Dios, Él sanará tú corazón quebrantado. Allí tendrás que decidirte a perdonar y renunciar a todo juicio que levantaste. Ese perdón es el que te sana, te liberta y restaura la comunión con Dios.

No dejes que el resentimiento te aplaste. ¡Acude a los brazos de Cristo!

(Leer. Lucas 17:1-3). Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado el dolor que ha producido una traición, una mentira, un engaño, un daño causado por alguien más, la muerte de un ser querido, una situación inesperada, etc. El problema de todo esto comienza, porque esperamos demasiado de la gente. Se nos olvida que las personas fallan, y que son tan imperfectas como nosotros. Por esta razón, si no quieres decepcionarte de nadie, entonces no te ilusiones con nadie. No esperes nada de la gente, y espera todo de ellos. La gente falla, la gente se equivoca.

Todos hemos experimentado enojo, rabia, ira, desilusión, deseo de venganza, rencor, resentimiento; y en el peor de los casos, odio. Y todo esto provocó en nuestro corazón, Falta de perdón. La falta de perdón produce amargura, y la amargura envenena nuestra alma hasta matarla. ¡Ese es el peor peligro!

Toda falta de perdón comienza con una ofensa. La ofensa es la semilla que Satanás utiliza para desarrollar raíces de amargura en el corazón de las personas. En algún momento de nuestra vida todos hemos sido ofendidos por alguien. Jesús dijo: “Es imposible que no vengan las ofensas”. Señores, si sabemos que las ofensas siempre van a venir, entonces tenemos que aprender a lidiar con ellas. Alguien nos va a ofender en algún momento.

#1. Tipos de personas ofendidas:

Aquellos que fueron ofendidos y tratados injustamente; y aquellos que creen que han sido tratados injustamente y, en realidad, no lo han sido.

#2. ¿Por qué nos ofendemos?

-Porque no nos tienen en cuenta: Esto sucede cuando lo único que queremos es reconocimiento.

-Alguien habló mal de nosotros.

-Algo que se hizo y se dijo en contra de nosotros.

-Malas actitudes hacia nosotros.

-No ser tratados como queríamos.

-Algún sermón que nos ofendió y lo tomamos como algo personal. Hay momentos donde Dios ofende la mente para revelar el corazón. Por Ej: (Cuando se habla de finanzas…la gente que tiene avaricia son los primeros que se molestan).

-Traiciones y engaños.

-Promesas incumplidas.

-Un saludo que nos negó alguien.

-Algo que nos quitaron.

-Abusos verbales, físicos, emocionales o sexuales.

#3. ¿Cuáles son las señales que muestran en una persona que tiene falta de perdón?

-Pensamientos de venganza en su mente.

-Se alegra si algo malo le sucede a la persona que le ofendió.

-Siente dolor en el corazón al acordarse de esa persona.

-Cuando habla de lo que le hicieron a todo el mundo. El que me la hace me la paga. Esa persona no sabe con quién se metió.

-Tiene síntomas fisiológicos-malestar al ver o recordar al ofensor-.

-Pensar en que la persona que le ofendió no tiene ninguna cualidad.

-Siempre se ven como las víctimas.

#4. ¿Qué hace una persona que está ofendida?

-Levanta muros de protección en su corazón.

-No confía en nadie.

-Pierde a sus amigos. Prefiere perder cosas que morir a su orgullo.

-Usa expresiones tales como: “todos los hombres o las mujeres son malos o iguales”

-“No me involucro en ninguna actividad”. Prefiero estar solo o sola.

-“Nunca me someto a nadie porque mi padre me trató mal”.

-“El matrimonio es una mentira”.

-“Todos los pastores o líderes son unos sinvergüenzas”.

-“Yo nunca confiaré en nadie”.

-Tendencia a generalizar una raza o nacionalidad, creyendo que todas las personas son iguales, por causa de una mala experiencia que tuvo con alguna persona.

-Tendencia a juzgar a todo el mundo.

#.5 La falta de perdón causa enfermedades físicas.

La ira, el resentimiento y la amargura, son como cánceres que corroen nuestra alma y nuestra vitalidad. Cada vez existen más pruebas de que perdonar a quienes nos han lastimado u ofendido produce efectos curativos muy profundos, no solo en lo emocional sino en lo físico. El perdón es un poderoso antídoto contra la ira y reduce el estrés. También es importante perdonarnos a nosotros mismos nuestras fallas, errores y deficiencias. Investigadores de la Universidad de Winsconsin - Madison, y de la Universidad Rockefeller en Nueva York, en un estudio realizado comprobaron que la falta de perdón, afecta la salud y puede causar las siguientes enfermedades: Dolor crónico de espalda, pérdida de la memoria, aumenta la presión arterial y aparición de males cardíacos, jaquecas, insomnio, neurosis, artrosis, artritis degenerativas, diferentes tipos de canceres y problemas de ulceras entre otros.

#6. ¿Por qué hay que perdonar?

1.     Porque es un mandato del Señor.

2.     Porque la falta de perdón afecta al que no perdona.

3.     Porque es una semilla satánica.

4.     Porque nos lleva al infierno.

Perdonar no es fácil. Es más, en nuestras fuerzas es imposible. Por eso necesitamos la gracia sobrenatural de nuestro Señor Jesucristo para poder hacerlo. El perdón no es un sentir, es una decisión. Si tú decides perdonar al que te ofendió, el Señor sanará tú corazón y serás libre de la amargura que está destruyendo tú alma. Dios quiere que seas como Él, y Él es perdonador. Por Su perdón estamos aquí. Él nos perdonó en la cruz, y nos dio la oportunidad de vivir y conocerlo a Él. Perdona a quién te ofendió y comienza a disfrutar la vida que Dios te regaló por medio de Su perdón.